El final de Lost

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Antes de empezar, está claro que para muchos este post será una tontería porque no les ha enganchado o no han visto la serie. Para los que sí, no voy a desmenuzar la serie ni a hacer ningún análisis exhaustivo del final de Lost.

Lo primero es reconocerlo: me he convertido en un freak, friki, lostie o como queráis llamarlo. No llegaré a disfrazarme ni a asistir a convenciones, pero me he levantado a las seis de la mañana (y los que me conocéis sabéis que eso, en mi caso, implica no haber dormido más de tres horas) para ver cómo terminaba una serie que me ha regalado algunas de las mejores horas delante de una pantalla. Recuerdo el primer capítulo: estaba sentado en la cocina de mi casa cenando cuando vi que empezaba, por aquella época en La 1, una serie de la que me habían hablado sobre los supervivientes de un avión que se estrellaba en una isla… era el verano de 2005. Desde entonces han pasado cinco años de esperar cada semana al día de emisión en EEUU para descargarme al día siguiente el capítulo correspondiente y no dejar de sorprenderme y preguntarme, de formular teorías y de compartirlas con otros enganchados a Perdidos. Todo ello en inglés con los subtítulos en español. Sinceramente, creo que Lost ha contribuido más a mejorar mi nivel de inglés, al menos mi oído para el idioma anglosajón, que todos los años de clases y cintas de “Repeat with me, please”.

El caso es que Lost ha acabado. Y espero que sea así. Por la propia naturaleza de la serie, una segunda parte, un spin off o una película estarían de más. La grandeza también reside en saber cuándo y cómo decir adiós. Algo extrapolable a todo en la vida. Si bien justo al acabar el capítulo me he quedado sin saber qué decir y sin parar de pensar, ésta no era una sensación nueva al verla, sólo que esta vez potenciada por el hecho de ser el último capítulo y el desenlace final de la trama que ha durado seis años, nada más y nada menos. Seis temporadas de giros inesperados y de novedades e incógnitas permanentes. Una auténtica sala de los espejos en la que nada es lo que parece y cuando parece que es algo, entonces no es más que un reflejo de lo que creías que era, todo ello visto del revés. Es curioso que en una serie llena de porqués, al final todo se resuma en una máxima fundamental tan simple pero a la vez tan cierta: lo realmente importante en la vida, lo que queda, son las personas que hay en ella y que son quienes le dan sentido.

Por eso, ahora que la serie se acaba, con eso es con lo que me quedo. Con los buenos ratos viendo la serie, pero sobre todo con los lazos que he estrechado con la gente con la que he comentado cada capítulo. Con algunos desde el principio, a otros los he ido descubriendo por el camino. En muchos casos, ha sido incluso una gran excusa como punto de partida para conocer a gente más que interesante… Ya sólo por eso ha merecido la pena.

Al final he entendido que los personajes sí que estaban perdidos, pero no en una isla. De hecho, creo que sólo ha sido allí cuando se han encontrado a sí mismos. Como espero no tener que estrellarme en una isla, procuraré buscar otras formas para que, llegado el final, todo haya tenido sentido.


Como diría Desmond: "See you in another life, brother". Gracias Lost.

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